lunes, 8 de abril de 2013

A LA CUARTA FUE LA VENCIDA

Tras empezar la temporada truchera hace unos días en Galicia con más pena que gloria, el pasado domingo tocaba estrenar el curso 2013 en aguas más familiares. Aunque los augurios no eran buenos, con desembalse fuerte en días anteriores, me fui al río con poca esperanza de obtener buenos resultados pero con el ánimo de pasar un par de horas agradables en medio de la naturaleza.
Afortunadamente los chicos de Iberdrola tuvieron a bien moderar el desembalse y pude accceder a una zona del río que suele darme momentos entretenidos, aunque con dificultades y vadeando al límite.

Viendo las condiciones del río decidí que la mejor opción era buscar las aguas más tranquilas cerca de la orilla y pasear por allí un tándem de "Barón Rojo" y ninfa de faisán con bufanda naranja fluor montada en anzuelo jig.
La triunfadora de la jornada
Esta vez el Barón solo sirvió de indicador

Primero me decanté por la orilla derecha, seguramente los recuerdos de la temporada pasada con el río más bajo me jugaron una mala pasada a la hora de elegir. Después de intentarlo un buen rato sin resultado, decidí lanzar el aparejo a la orilla contraria con más suerte y logré meter en la sacadera la primera trucha de la temporada.

Animado por la captura seguí probando en la misma zona,  pescando aguas arriba muy despacito y intentando escudriñar cada centímetro de río. No tardé en clavar otra buena trucha que tras pelear con fuerza logró zafarse de la ninfa. Lamentando la pérdida de la captura anterior insistí hasta que, levantando la caña para iniciar un nuevo lance al final de una deriva del aparejo, tuve la suerte de clavar otra buena trucha. El mal sabor de boca de la anterior trucha perdida se compensó con  la fortuna de clavar ésta útima.

Dejando atrás la zona de aguas más paradas y llegando a zonas con aguas más movidas la suerte cambió y tras intentarlo un buen rato, incluso pescando al hilo en algún momento, di la jornada por finalizada.
Después de tres días de pesca en tierras gallegas con el pobre balance de una trucha pinchada y una buena trucha perdida con rotura del terminal incluida, mi río habitual me ha dado alguna alegría. A la cuarta fue la vencida, aunque ahora se me viene a la cabeza que no hay quinto malo. Espero que mi río adoptivo sea benévolo en breve y me dé un jornada digna de una entrada.